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Extra*

Domingo 22 de Agosto del 2010


"Llega libro que rescata relatos inéditos y las libretas privadas de Agatha Christie"
          En las 73 libretas que tuvo a lo largo de su vida, Agatha Christie incluyó listas de compras, números de teléfonos, citas en la peluquería, posibles panoramas para el findesemana, cartasalos diarios, etc. En medio de ese desorden, que pocas veces incluyó fechas, la reina del crimen discutía y probaba las historias de sus libros: hasta último momento iba a ser Miss Marple quien resolvería el crimen en la novela Muerte en el Nilo. Al final fue Hércules Poirot. Christie erapuroinstinto.“La decepcionante verdad es que no tengo ningún método”, confesaría en los 50.
          Jamás pensados para llegar a los ojos del público, los diarios de la autora de Asesinato en el Expreso Oriente bordean el caos. Todo se agrava con la intrincada letra manuscrita de Christie. Por años, las libretas estuvieron apiladas en una caja en la casa de la autora en Greenway, en el suroeste de Inglaterra, hasta que en 2005 el investigador John Curran dio con ellas y decidió utilizarlas para realizar una lectura general de los más de 50 títulos de la autora. El resultado es Los cuadernos secretos de Agatha Christie, libro que en septiembre estará disponible en Chile.
         
Viaje por la trastienda de la obra de Christie, el volumen también incluye dos relatos inéditos: El incidente de la pelota del perro y La captura del Cerbero.Este último es especialmente atractivo:
adportas de la II Guerra Mundial, un preocupado Poirot debe encontrar al asesino de Hertzlein, un dictador con “cabeza apepinada y bigotillo negro” que ha “prendido la mecha  de Centroeuropa”. La alusión a Hitler es transparente.

Notas e inéditos
         
Según la propia Christie, su relación con las libretas era intensa y sostenida.Ocupaba alrededor de 12 al mismo tiempo y escribía donde encontraba una página en blanco. Muchas veces, apenas son apuntes: “¿Quién? ¿Por qué? ¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Dónde? ¿Cuál?”, se lee en una nota suelta. Hay listas de personajes, diálogos, un mapa dibujado a la rápida de St. Mary Mead, el pueblo ficticio de su obra, e ideas como ésta: “Clemencia. Sí. Su motivo. Fanática, ligeramente loca”.
         
De los 73 cuadernos, tres están dedicados a fórmulas químicas y, probablemente, provienen de los años en que trabajó en la farmacia de un hospital. De ahí, anota Curran, que los más oscuros asesinatos de sus libros son cometidos por enfermeras, doctores o farmacéuticos. Y se explica esta frase: “La nitrobencina se pega al fondo del vaso. La mujer toma un trago y luego se lo pasa a su esposo”.
          Otras veces, Christie se extendía largamente en la preparación de argumentos. Ocupó 100 páginas trabajando en Intriga en Bagdad y 75 para Cinco cerditos, de las cuales las primeras 60 son sólo enumeraciones de diferentes tipos de asesinatos y sospechosos. Cuando empezó a planear la célebre novela Diez negritos, Christie pretendía que los asesinados en La Isla del Negro fueran varios más de 10.
          Los inéditos son otra historia. El incidente de la pelota del perro cambió para convertirse en El testigo mudo. Según Curran, las razones para no publicar La captura de Cerbero fueron simplemente políticas. Puede ser: en un arrebato ucrónico, Christie imagina que Hitler (Hertzlein) fingió su asesinato para buscar su verdadero destino: “La paz, eso es lo que necesita el mundo”, dice. Su plan, sin embargo, falla. La mecha nazi ya ha sido encendida.

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